Me he despertado en la isla,
como siempre había soñado:
sin memoria, sin palabras.
Atrás quedan la ceniza y el odio.
Lejos, la mentira y el dolor.
No oigo las sirenas de las fábricas,
ni el fragor del tráfico,
ni pisadas a mi espalda.
No siento ninguna obligación,
ningún remordimiento,
ninguna opresión en el pecho,
ningún aliento detrás de mi nuca,
No llego tarde a ninguna cita,
no puedo quebrantar ninguna norma,
no debo contestar a ninguna pregunta,
nadie viene a perturbarme.
Aquí soy feliz
a pesar de tu ausencia.
Aquí no existe la belleza,
sólo la calma.
como siempre había soñado:
sin memoria, sin palabras.
Atrás quedan la ceniza y el odio.
Lejos, la mentira y el dolor.
No oigo las sirenas de las fábricas,
ni el fragor del tráfico,
ni pisadas a mi espalda.
No siento ninguna obligación,
ningún remordimiento,
ninguna opresión en el pecho,
ningún aliento detrás de mi nuca,
No llego tarde a ninguna cita,
no puedo quebrantar ninguna norma,
no debo contestar a ninguna pregunta,
nadie viene a perturbarme.
Aquí soy feliz
a pesar de tu ausencia.
Aquí no existe la belleza,
sólo la calma.
4 comentarios:
Y a mí me gustan tus palabras...
Hay islas en las que aún puede el alma cobijarse.
¿Existe un lugar así, fuera de nosotros?. / Este es un feliz encuentro, me siento reflejado en tus ideas. Permiso para regresar, nos vemos.
reposa en prosa tranquila, disfruta como yo gozo cada letra que unes.
un abrazo fuerte
Publicar un comentario