miércoles, 7 de abril de 2010

DESTINO


Supe que eras tú
porque en tu interior albergabas
algo más que tristeza y cansancio,
algo definitivo, como rabia entre los dientes.

Cuando un hombre sufre tanto
algo muere dentro de él,
pero tus ojos no participaban de la violencia
que brotaba del resto de tu cuerpo.

No conocí la verdad de golpe
fue poco a poco, en pequeñas convulsiones.
Me sentí tan vacía
que sólo podía escribir con minúsculas;
tan aturdida,
que no reconocía tu cuerpo
y la cadencia de tu voz
era como un eco sobre el eco.

Finalmente supe
que no existe el dolor,
acaso la meta
y la sencillez de la muerte.

CATARSIS


Mi estilo es árido,
pero en la reiteracion minuciosa de las descripciones
se advierte el carácter obsesivo del yo poético.
Decir: hay un clavo junto a la ventana,
el clavo es herrumbroso,
la ventana está desvencijada,
con la madera comida por el sol,
las contras arqueadas
conservan un resto de pintura verde.
Mi obra tiene la vocación de un catálogo,
se mueve por la inercia de la caída libre.
Así suplo la carencia absoluta de trama.