martes, 18 de diciembre de 2007

PABELLÓN DE REPOSO


Mi carta astral anuncia un cataclismo,
pero la tierra no tiembla ni se oscurece el cielo,
no arden los bosques ni se envenena el agua.
Es lunes y los niños juegan al escondite,
ese ensayo general, esa metáfora.

Te sorprendo haciendo equilibrios sobre un taburete.
y me pides algo fuerte, pues ha sido un día duro.
Con el cigarro en los labios avanzas hacia mí,
enseñas tus cicatrices
y me susurras que ya no te fías de ti mismo.

Como cogida en falta, improviso un discurso
sobre la necesidad de olvidar nuestra vida anterior en la tundra.


Pero tú cierras el libro y continúas hablando
sobre tu falta de ilusión, que ya no crees en nada,
que nos movemos en círculos como los peces de un acuario.
Suenas lejano y dices algo sobre una plaga
que nos extinguirá como especie.

Presiento que has dejado de crecer y que te has resignado.
Pero afuera silban las balas que no perdonan ni a los espíritus.
Me enfundo mi ropa de domingo y formulo un deseo:
mi reino por una antorcha con la que alumbrarnos en este túnel,
por un amuleto con el que conjurar diez años de mala suerte.
Porque sobrevivir a uno mismo tenía un alto precio
y la suerte nunca estuvo de nuestra parte.

Echo a andar y un baile de máscaras me cierra el paso.
Hay una confusión de voces en mi cabeza
y no consigo que se haga el silencio.
En una boca de metro, la soledad cae a plomo sobre mi alma.

Te he dejado una nota antes de ausentarme:
‘Volveré antes del deshielo’.

lunes, 10 de diciembre de 2007

LO NATURAL, RECLICAR


Esta es la casa del humo y la lluvia,
la guarida de la loba solitaria.
Con la mano derecha acaricio mi sexo de hortigas,
mientras la izquierda, con síndrome de abstinencia,
ensaya un zarpazo que dibuja vías de tren en el aire.
Me despiojo un poco y salgo a buscar compañía
con mi falda de organza, que se deshilacha bajo la lluvia.


Por séptimo año consecutivo,
limpio la hojarasca que cubre tu tumba.
y dejo una fotografía descolorida
junto a la cartilla del racionamiento.


Los muertos necesitan cosas tangibles, bien sé.
No todo va a ser niebla y misterio.
Por eso el carmín, el esmalte de uñas y la falda de organza.
‘No he sobrevivido a una guerra para esto’, dice tu voz que retumba
como salida del fondo de una mina.
Desearía morir para siempre.
Te dejo hablar. Al final te has ganado el derecho a decir lo que quieras.

SOSPECHAS FUNDADAS


Estoy convencido, el cambio climático es una realidad. La idea no es muy original, ni siquiera es mía. Dicen los sabios que nuestro exterminio como especie vendrá precedido de la extinción de otras más débiles como los pájaros. Mi mujer es escéptica al respecto, dice que son majaderías de viejos con el futuro resuelto y que además que le importa más bien poco lo vaya a pasar dentro de cien años, si aún no ha resuelto qué hacer con su vida hoy. Está equivocada, pero es su temperamento. Esta mañana mientras ella se metía en la ducha y yo salía zumbando, pues me había entretenido más de lo habitual, le pregunté por qué creía que ya no se oía trinar en los árboles de enfrente de casa. Los tengo agotados, me respondió. A su manera me da la razón.

viernes, 7 de diciembre de 2007

ATENCIÓN PRIMARIA




Tengo que hacerme unos análisis. Mi médico ha insistido, con un tono un tanto fúnebre, que es la única manera de que sepamos que me ocurre. Traté de hacerle ver que no era la exploración de heces y orina lo que mi padecimiento requería, pero él cortó la conversación en seco diciéndome que volviese cuando tuviese los resultados. La verdad, salí muy desconsolado y con pocas ganas de vivir. En el pasillo del centro de salud me encontré con mi profesor de autoescuela que me preguntó que tal me adaptaba a la moto y trató de animarme mientras desenredaba las guirnaldas de Navidad que se me habían enganchado en los cuernos.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

MAL DE ALTURA


He quedado con mi agente de la condicional

que tiene un ojo de cristal y aborrece mi facilidad de palabra.

Le confieso que tengo pesadillas con jorobados que venden lotería.

Me da dos aspirinas y me aconseja que no me preocupe.


Después de tres meses sin llover

te pido que me presentes a tus hermanos

‘Otro día’, respondes, enfatizando que no te interesan los atajos.

Izo una bandera blanca, tus gafas se empañan

y me derrumbo sobre tu cama como una ballena varada.



Es mediodía y tú no estás.

Por las calles sigo la flecha en pos del rastro de tu alma.

¿Qué desea?, me pregunta una bibliotecaria con tacones,

¿Tienen manuales de supervivencia?

‘No nos quedan, pero llévese este libro de instrucciones

para la máquina del aire acondicionado’.

Acepto gustosa, exhibiendo mi buena educación provinciana.



En el economato se celebra una competición de caracoles.

‘He olvidado la cartera, pero póngame una caja de tomates’.

En pago le enseño a mover las orejas

y al primer despiste, giro sobre mis talones

buscando un hormiguero en el que ocultarme.



Llego al recibidor, un muchacho se planta ante mí descalzo,

es albino y lleva mi nombre tatuado en el pecho.

Durante un minuto se afana en una danza de apareamiento,

pero se tuerce un tobillo y le reprocho su mala suerte.

¡Qué vida la mía!

Llamo a un salón de belleza y pido una depilación completa.

martes, 4 de diciembre de 2007

GALLETAS INTEGRALES


Mi amigo es tímido y nunca llegará a nada. Le veo arrastrar sus pies grotescos, grandes como palas, de un lado a otro. Padece una inseguridad contagiosa que le lleva, muy a su pesar, a generar conflictos entre la gente que le rodea. A veces siento pena por él sobre todo, al verle deambular por la cafetería distrayendo su soledad, esperando que alguien le dé una palmada en la espalda o los buenos días. Nunca ocurre. Cuando le conocí no sabía nada de lo se rumoreaba de él. Era lunes, llegaba tarde y me metí de bruces en el ascensor sin mirar dentro. Allí estaba con un abrigo marrón abrochado hasta el cuello dándome unos buenos días cómplices con mi retraso a la vez que impedía que la puerta se cerrase. Le agradecí el detalle con un gesto cordial mecánico, casi sin mirar, y subimos. Me despertaron los gritos de mis compañeros sujetando al cartero que insistía en seguir pateándome la cara.

NON PLUS ULTRA


Duermo sobre un barril de pólvora

Oigo tus quejas mientras me rehago en bostezos

Se acelera la conjunción de planetas

que me atraen como un escalofrío.

¿Otra vez haciendo trampas al solitario?

Y la espuma de tu cerveza que se repliega como un ejército.

Me anudo una corbata a la oreja

y me introduzco de cabeza en la pecera.

Jugamos a empatar.

Y contra todo pronóstico ganamos la partida.

viernes, 30 de noviembre de 2007


LAS FASES DE LA LUNA

Problema irresoluble: el alcohol cauteriza las heridas, pero no las cicatriza.
Me llaman ‘gatillo rápido’.
A mí nunca nadie me ha pedido perdón.
Suenan campanas. No conozco el lenguaje de las campanas.
Las mujeres odian las tautologías.
Se impone olvidar. ¿Todo puede ser olvidado?
No podría vivir sin tu olor a musgo
En el infierno también tendrás que afeitarte.
Nunca alcanzaremos el “justo medio”, la línea del horizonte es inalcanzable.

jueves, 29 de noviembre de 2007

SOL DE INVIERNO

Desconozco si alguien ha llegado a calcular las horas que perdemos a lo largo del día. No las que dormimos, ni las que empleamos en tareas mecánicas, sinó las horas que realemente entregamos a la nada, a existir. Inspirar y expirar, nada más. Mirar con las retinas desenfocadas el trozo de calle que se ve desde la ventana del trabajo, sin pensar en nada, con el cerebro en punto muerto o concentrado en una idea prosaica, colgado como una chaqueta en una percha. Segundos, un, dos, veinte... que van cayendo mientras hibernas sumergido en un profundo aburrimiento desarmado. Contra el que no protestamos porque ni siquiera nos sentimos partícipes de él. Miramos por la ventana como podíamos contar las teclas del teléfono, sin margen para la sorpresa. Deconexiones temporales dolorosas como recaidas, de las que renegamos porque en ellas malgastamos el tiempo de la vida. Por mi parte y desde hoy, las voy a dedicar a escribir aquí, en mi ventana.
Salud

jueves, 8 de noviembre de 2007

Desconfianza

No, no esperaba nada espectacular, pero este anden vacio no entraba en mis cálculos. Esperar.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Hola

Sinceramente este es un acto motivado por la curiosidad, aunque la vanidad espere en la trastienda.