martes, 18 de diciembre de 2007

PABELLÓN DE REPOSO


Mi carta astral anuncia un cataclismo,
pero la tierra no tiembla ni se oscurece el cielo,
no arden los bosques ni se envenena el agua.
Es lunes y los niños juegan al escondite,
ese ensayo general, esa metáfora.

Te sorprendo haciendo equilibrios sobre un taburete.
y me pides algo fuerte, pues ha sido un día duro.
Con el cigarro en los labios avanzas hacia mí,
enseñas tus cicatrices
y me susurras que ya no te fías de ti mismo.

Como cogida en falta, improviso un discurso
sobre la necesidad de olvidar nuestra vida anterior en la tundra.


Pero tú cierras el libro y continúas hablando
sobre tu falta de ilusión, que ya no crees en nada,
que nos movemos en círculos como los peces de un acuario.
Suenas lejano y dices algo sobre una plaga
que nos extinguirá como especie.

Presiento que has dejado de crecer y que te has resignado.
Pero afuera silban las balas que no perdonan ni a los espíritus.
Me enfundo mi ropa de domingo y formulo un deseo:
mi reino por una antorcha con la que alumbrarnos en este túnel,
por un amuleto con el que conjurar diez años de mala suerte.
Porque sobrevivir a uno mismo tenía un alto precio
y la suerte nunca estuvo de nuestra parte.

Echo a andar y un baile de máscaras me cierra el paso.
Hay una confusión de voces en mi cabeza
y no consigo que se haga el silencio.
En una boca de metro, la soledad cae a plomo sobre mi alma.

Te he dejado una nota antes de ausentarme:
‘Volveré antes del deshielo’.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Impresionante. Mucho.