lunes, 10 de diciembre de 2007

LO NATURAL, RECLICAR


Esta es la casa del humo y la lluvia,
la guarida de la loba solitaria.
Con la mano derecha acaricio mi sexo de hortigas,
mientras la izquierda, con síndrome de abstinencia,
ensaya un zarpazo que dibuja vías de tren en el aire.
Me despiojo un poco y salgo a buscar compañía
con mi falda de organza, que se deshilacha bajo la lluvia.


Por séptimo año consecutivo,
limpio la hojarasca que cubre tu tumba.
y dejo una fotografía descolorida
junto a la cartilla del racionamiento.


Los muertos necesitan cosas tangibles, bien sé.
No todo va a ser niebla y misterio.
Por eso el carmín, el esmalte de uñas y la falda de organza.
‘No he sobrevivido a una guerra para esto’, dice tu voz que retumba
como salida del fondo de una mina.
Desearía morir para siempre.
Te dejo hablar. Al final te has ganado el derecho a decir lo que quieras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una loba con sexo de ortigas no debe perder el tiempo limpiando tumbas sino alisando sábanas de seda.

Ophir Alviárez dijo...

Intensidad en la palabra, fuerza en los versos, destrezas que lo valen.

Me siento un rato, sigo cerca.

Saludos,

OA