miércoles, 25 de mayo de 2011

ENMIENDA A LA TOTALIDAD

La campaña electoral,
que comenzó oficialmente el pasado 20 de marzo,
ha concluído con una tibia afluencia a las urnas.
en la que los ciudadanos
se han manifiestado una vez más
escépticos con el sistema.
De nuevo los comicios
han tenido una participación muy baja.

Muchas voces se yerguen en medio del caos:
“Odio a todos los partidos
y a todos los candidatos”.
“Que gane el mejor”.
“Yo me lavo las manos”.

Se habla de voto anti-sistema,
de voto de castigo,
voto al mal menor,
voto cautivo,
voto estratégico,
indiferencia por saturación...

Hay quien dice que necesitamos un nuevo paradigma
o que hemos que establecer relaciones racionales
entre los distintos elementos
que integran un ordenamiento electoral,
y extraer las conclusiones oportunas”.

Los sufragios que recibe cada candidato
obedecen a razones muy heterogéneas
no ajenas a los tipos de interés,
a los nudos gordianos,
incluso al ánimo de lucro
o a la razón de estado.

El escrutinio arroja los resultados de la votación,
pero ¿dice algo sobre lo que cada elector
aspiraba a hacer con su voto?
¿O si este realmente,
en algunos casos,
rechaza como parece
el juego democrático y sus reglas?

Seguimos dándole vueltas y más vueltas,
porque aunque creemos saber, nunca sabemos.
Somos una especie que pregunta,
pero con el conocimiento también aumentan las dudas.

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